
Según la OMS, se considera la salud sexual como “La integración de
los elementos somáticos emocionales, intelectuales y sociales del ser
sexual por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien
en las personas la comunicación y el amor.”
La
sexualidad posee la función de relacionarnos con nosotros mismos y los
demás y se caracteriza por la búsqueda del placer, la actividad, la
comunicación y complementariamente de la reproducción, ayudando al ser
humano a mantener su equilibrio interior y personal.
Desde el
momento de la fecundación en que se forma el embrión, éste sufre una
serie de cambios en su desarrollo hasta el momento del nacimiento, que
diferencian nuestros órganos y características sexuales. Será a partir
del nacimiento, cuando poco a poco se toma conciencia, de que somos
niños o niñas y se va a esperar de cada persona un determinado
comportamiento y unas determinada conductas. Desde pequeños se nos
indica cómo debemos comportarnos y qué se espera de nosotros y nosotras,
unas veces de forma muy directa y otras, de forma absolutamente sutil y
siempre con la idea de que cada género es distinto.
Se debe
intentar conseguir que los valores y actitudes que se transmiten a niños
y niñas sean igualitarios y no discriminatorios, solidarios y no
competitivos. Así, se fomenta el desarrollo de personas, hombre y
mujeres, en una plano en el que se aprenda a respetar las diferencias,
para complementarnos y enriquecernos mutuamente; de igualdad en derechos
y obligaciones, confianza entre los sexos, para llegar a conseguir que
las elaciones sean más igualitarias y gratificantes.
Freud le
dio gran importancia a la sexualidad. Desde que el niño nace hasta la
pubertad va recorriendo unas fases en que la libido o pulsión sexual
tiene una importancia determinante, o bien por su origen o por el objeto
al que Se dirige, o, finalmente, por la inhibición que ésta sufre. Para Freud existen unas etapas en el desarrollo sexual:
- Etapa oral. En los 2 primeros años de vida. Es la boca el principal órgano de placer y de conocimiento del mundo externo.
- Etapa anal. Entre los 2 y 4 años de edad. La mucosa anal y el posterior control de los esfínteres son la fuente erógena de esta etapa.
- Etapa genital-fálica. Entre los 4 y 6 años. Son propios de esta etapa la manipulación de los genitales y los complejos de Edipo y Electra.
- Etapa de latencia.
Entre los 7 y los 12 años se detiene la curiosidad ante cuestiones de
tipo sexual y comienzan los intereses de carácter social y cultural.
- Etapa genital.
Se da a partir de los 12 años y en ella se reanuda el interés y la
actividad sexual centrada y dirigida hacia personas del sexo contrario.
Bien jovenes, pero traten de darle un mismo formato a todo
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